Cómo impacta el cambio climático en Argentina


Hace décadas que la comunidad científica alerta sobre el cambio climático y el calentamiento global como consecuencia de la actividad humana. En la actualidad, todas esas advertencias adquirieron una vigencia inusitada ante la proliferación de eventos extremos en distintas latitudes del planeta. Sequías, inundaciones, olas de calor y de frío comenzaron a ocurrir con una violencia de la que se carece registro en el pasado reciente.

Para ayudar a dimensionar la situación, el 29 de septiembre se llevó a cabo en el Observatorio Astronómico de Córdoba la charla “El origen del calentamiento global”. El evento se enmarca en el ciclo de Conferencias Científicas que la institución ofrece para todo el público y fue organizada en conjunto con el Museo Meteorológico Nacional, dependiente del Servicio Meteorológico Nacional.

Durante la presentación y para contextualizar la temática, Abril Sahade, astrónoma y becaria doctoral de Conicet, repasó los datos sobresalientes de Sol.

Explicó que, en términos comparativos, es una estrella “medio chica”. Su energía proviene de su núcleo, donde la fusión nuclear convierte hidrógeno en helio. Y toda esa energía es transferida hasta sus capas externas y emitida hacia el exterior.

Ahora bien, ¿el Sol puede cambiar el clima? La respuesta, apuntó Sahade, requiere analizar cómo varía su actividad en el largo plazo. Y los estudios realizados en ese campo, detectaron la existencia de un ciclo, de aproximadamente 11 años, en el cual la estrella de nuestro sistema planetario oscila entre momentos de mayor y menor actividad.

El sentido común indicaría que a mayor actividad solar, mayor temperatura en la Tierra. Y hasta 1950 esa relación fue correcta. Pero desde entonces, los registros de temperatura continuaron arrojando un crecimiento sostenido, aun cuando el Sol redujera su actividad. ¿Qué cambió? La irrupción a gran escala de la producción industrial.

A su tiempo, Silvana Ricci, integrante del Observatorio Meteorológico Córdoba del Servicio Meteorológico Nacional, remarcó que la temperatura global aumenta más rápidamente desde 1970.

Entre las actividades humanas que contribuyen al cambio climático mencionó, entre otras, la generación y consumo de energía (la mayoría de la electricidad se genera con la combustión de carbón), la industria manufacturera, la deforestación (la tala de árboles libera el carbono que éstos almacenan), los cambios en el uso del suelo (para la agricultura y el pastoreo) y el consumo irresponsable por parte de las personas.

En su presentación, destacó que las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado los niveles más altos en dos millones de años y siguen ampliándose: en 2019 la emisión de esos gases originada por la actividad humana fue un 12% superior a la de 2010, y un 54% mayor a la registrada en 1990. Como consecuencia, la Tierra está 1,1ºC más caliente que en el siglo XIX. Y la única forma de explicar el fenómeno es considerando el factor humano.

Al enumerar algunos efectos del cambio climático global, aludió a la elevación de las temperaturas, la ocurrencia de tormentas más severas, el incremento de las sequías, aumento del nivel del océano y del calentamiento del agua, desaparición de especies, escasez de alimentos y mayores riesgos para la salud humana.

¿Cómo impacta todo ello en Argentina? Ricci compartió un conjunto de observaciones actuales y proyecciones para las distintas regiones del país, en todos los casos, atravesadas por un denominador común: el aumento de la temperatura promedio en todas las latitudes.

Para las provincias del norte se prevé mayor estrés hídrico por el aumento de las temperaturas; en el NEA ya se ha identificado una alta frecuencia de precipitaciones extremas e inundaciones, así como el retroceso de caudales medios de los ríos de la cuenca del Plata. Y mientras que para Mendoza y San Juan se avizora una potencial crisis de agua, en la Cordillera de los Andes ya se viene asistiendo a un retroceso de los glaciares.