Una nueva era para la astronomía: el Observatorio Vera C. Rubin capta su “Primera Luz”
El próximo 23 de junio marcará un momento histórico para la astronomía mundial: se darán a conocer las primeras imágenes captadas por el telescopio, en lo que se conoce como “Primera Luz”. El Observatorio Vera C. Rubin de NSF–DOE, ubicado en Cerro Pachón, Chile, inicia así sus operaciones con el innovador Telescopio de Investigación Simonyi y la Cámara LSST, la más grande jamás construida.
¿Qué es el Observatorio Vera C. Rubin?
El Observatorio Vera C. Rubin de NSF–DOE, financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la Oficina de Ciencias del Departamento de Energía, revolucionará la manera en que exploramos el Universo. Con una cámara de 3200 megapíxeles del tamaño de un automóvil, será capaz de escanear todo el cielo del hemisferio sur cada tres o cuatro noches, durante una década. Este registro astronómico sin precedentes se denomina Investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad (LSST, por sus siglas en inglés) y busca crear un archivo time-lapse ultra detallado del cosmos.
¿Para qué se va a usar?
El Observatorio Rubin servirá para estudiar desde la materia oscura y la energía oscura —los misteriosos componentes que constituyen el 95% del Universo— hasta la estructura de la Vía Láctea y los objetos transitorios como supernovas, estrellas variables o asteroides cercanos a la Tierra. Su capacidad para generar 20 terabytes de datos por noche y emitir hasta 10 millones de alertas diarias permitirá detectar cambios casi en tiempo real en el cielo, lo que abre la puerta a descubrimientos imprevistos.
Uno de sus objetivos más ambiciosos es detectar millones de nuevos cuerpos menores del Sistema Solar, incluidos asteroides que podrían representar amenazas para la Tierra. Además, construirá el mapa más detallado de la Vía Láctea y permitirá entender cómo evolucionan las galaxias.
Un telescopio como ningún otro
A diferencia de otros observatorios, Rubin combina un campo de visión extremadamente amplio, una cámara extremadamente sensible y una alta velocidad de observación. El Telescopio de Investigación Simonyi, de 8,4 metros, puede capturar imágenes del cielo equivalentes a 45 lunas llenas en una sola toma (cada treinta segundos). Gracias a su diseño compacto y robusto, puede cambiar de objetivo en apenas cinco segundos, una velocidad récord para telescopios de su tamaño.

Su sistema informático también es pionero: cada imagen se reduce y se compara automáticamente con una imagen de referencia para detectar cualquier variación, lo que permite generar alertas globales casi instantáneas para la comunidad científica.
¿Dónde está ubicado?
El observatorio se encuentra en la cumbre de Cerro Pachón, en la región andina del norte de Chile, a más de 2600 metros sobre el nivel del mar. Esta ubicación fue elegida tras un exhaustivo análisis por sus condiciones excepcionales para la observación astronómica: cielos claros, atmósfera estable y baja contaminación lumínica. Rubin se suma a una zona que ya alberga otros grandes telescopios, como el Gemini Sur y el SOAR, convirtiendo a la región en uno de los centros de observación astronómica más importantes del planeta.
La participación argentina en el Observatorio Rubin
Argentina también forma parte de este esfuerzo internacional. Más de 60 investigadores y becarios del CONICET y diversas universidades nacionales participan activamente del proyecto. Su trabajo abarca distintas áreas de la astrofísica, desde el estudio del sistema solar hasta la cosmología.
La coordinación de la participación argentina está a cargo del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE) UNC –Conicet. Uno de sus aportes principales ha sido el desarrollo de parte del software necesario para manejar la enorme cantidad de datos que generará Rubin. Esta colaboración garantiza que científicos argentinos tendrán acceso temprano a los datos, fortaleciendo el desarrollo científico nacional.
Sobre la importancia de este tipo de desarrollos tecnológicos, el Dr. Mariano Domínguez, docente e investigador del Observatorio Astronómico de Córdoba y del IATE-CONICET, destaca:
“El Observatorio Rubin representa un salto tecnológico sin precedentes. Nos permite acceder a una cantidad y calidad de datos astronómicos que antes era impensable, y eso transforma por completo las preguntas que podemos hacernos sobre el Universo. Esta cantidad de datos es especialmente adecuada para aplicar técnicas de aprendizaje automático. Estas técnicas actualmente tienen muchas aplicaciones en todas las actividades, lo cual hace que los desarrollos de nuestros estudiantes tengan un amplio alcance, más allá de la Astrofísica. También abre una puerta muy valiosa para la ciencia en América Latina, tanto en términos de investigación como de formación de nuevas generaciones de científicos.”
El evento del 23 de junio
En el Observatorio Astronómico de Córdoba se celebrará este momento histórico con una jornada especial. Desde las 10:00 se realizará un recorrido guiado por el museo a cargo de Román Vena Valdarenas. Luego, el Dr. Mariano Domínguez brindará una charla introductoria sobre el telescopio Rubin. Y a las 12:00, se transmitirá en vivo la esperada Primera Luz, cuando se den a conocer las primeras imágenes captadas por el telescopio.
Una mirada al futuro
Con su capacidad de escanear el cielo con una profundidad, velocidad y resolución sin precedentes, el Observatorio Rubin promete cambiar lo que sabemos del Universo y también lo que aún no sabemos. En palabras de los propios científicos del proyecto: cada vez que miramos el cielo de una forma nueva, descubrimos algo que jamás imaginamos. Rubin nos ofrece precisamente eso: una nueva forma de mirar.