Resguardando la Historia
El Observatorio Nacional Argentino fue fundado en 1871, por el presidente Sarmiento, siendo el primer observatorio Argentino y uno de los primeros de América del sur.
Desde sus comienzos hace 148 años, esta institución se ha dedicado a la investigación científica, como lo historia lo remarca.
En sus inicios, eran escasos los instrumentos con los que se contaba, tanto Benjamin Gould, primer director del observatorio, sus colaboradores y quienes le sucedieron en sus funciones, documentaban todos los hallazgos y observaciones del cielo, de forma manuscrita.
Estos archivos científicos, precursores de grandes trabajos astronómicos actuales, son considerados hoy material de gran valor histórico.
El Observatorio Astronómico de Córdoba, es custodio de este Archivo histórico y científico y el encargado de resguardarlos.
Hace varios años se detectó que el depósito en el que se encuentra este material, se hallaba infectado con diminutos insectos que estaban comiendo este valioso patrimonio documental.
El archivo está compuesto por una gran variedad de tipologías documentales como por ejemplo: libretas de observación, planillas de registro, planos, pruebas de impresión de publicaciones del Observatorio, ficheros, como así también cartas, anotaciones y borradores.
Debido a los daños que producen en el papel a largo plazo, debió descartarse el uso de químicos para combatir los insectos y se conformó un equipo interdisciplinario para eliminar las plagas y preservar el patrimonio documental.
En un esfuerzo conjunto entre el Museo del Observatorio Astronómico y el área de Biblioteca y Archivo del Observatorio se ha formado un equipo en el que participan bibliotecarios, archiveros, entomólogos y estudiantes de bibliotecología y archivología, que realizarán la desinsectación de la documentación mediante métodos de anoxia y de congelamiento como paso previo a la limpieza y digitalización de la colección completa.
«Las fechas de lo que hemos muestreado abarcan de 1872 a 1992, siendo el rango en el que se concentra la mayoría de la documentación de 1872 a 1926» relata Verónica Lencinas quien está a cargo del proyecto de recuperación del archivo, y agrega «Hasta la fecha se han contabilizado 453 unidades documentales compuestas, entre libretas, carpetas, paquetes, rollos, cajas, etc. Falta relevar más material por lo que se espera que la cantidad final será de unas 650 unidades documentales»
Las muestras se procesarán a través de anoxia o freezado para eliminar el ataque de insectos, principalmente Anobiidaes, pero también Derméstidos que son los que están afectando el material del archivo.
«Una vez eliminados los insectos se procederá a su limpieza y vigilancia a fin de evaluar la efectividad de las medidas tomadas, luego se realizará un procesado de las muestras y se podrá generar un proyecto general que abarque toda la documentación». «Falta hacer el relevamiento de 16 estantes, de los cuales partes del material se ha movido a otro depósito» agrega Lencinas.
¿Por qué es importante su conservación?
La conservación de los archivos científicos es de gran importancia debido a que reúnen datos que pueden ser reutilizados en y para investigaciones futuras que no podemos imaginar hoy. Elizabeth Griffin* da varios ejemplos de reutilización de datos patrimoniales como por ejemplo el estudio de la difusión del cólera en la península ibérica a través de sobres postales: los sobres de localidades afectadas se desinfectaban con vinagre y aún hoy es posible detectar el olor en los sobres. Además se trata de registros que son parte del patrimonio de todos los argentinos.
Entre los documentos que forman parte de la muestra se encuentran libretas de observación de astrónomos como Meade Zimmer o planillas de trabajo que corresponden al reconocido Córdoba Durchmusterung con la utilización del Círculo de Meridiano. También se encuentran datos de medición de placas, mediciones de estrellas y asteroides (astrometría), trabajos de medición de longitud terrestre, notas, anotaciones, mapas de la Córdoba del Durchmusterung y planillas de comparación de relojes entre otros.
Uno de los datos interesantes que se pueden rescatar de este trabajo, es una libreta de anotaciones de Anna Glancy, la primer astrónoma profesional de la Argentina que tuvo que emigrar de los EEUU para poder ejercer su profesión.
Pero ella no fue la única mujer que trabajó en el Observatorio en esa época. También fueron parte de los inicios, Frances Wall, Mary Quincy Adams, Bell Smith y Agnes Zimmer esposas de los astrónomos reconocidos, como también numerosas «calculistas» que trabajaron en el Observatorio sin figurar en los artículos científicos que luego se publicaron. «Un análisis de la caligrafía de los registros manuscritos permitiría evaluar con mayor precisión su aporte a la ciencia astronómica»
La dirección del equipo está a cargo de la bibliotecóloga Verónica Lencinas que cuenta con el asesoramiento del Director del Museo del Observatorio Astronómico, Dr. David Merlo, la entomóloga, Dra Nelci Pascual, Sofia Lacolla becaria y las archiveras Carolina Chaij y Andrea Giomi. Fotografías de Daniel Bustos.
Elizabeth Griffin* astrónoma canadiense a cargo de la Comisión de Preservación y Digitalización de Placas Astronómicas de la IAU