Primavera demorada: este año llegará el 22 de septiembre
El equinoccio de septiembre marca un momento de transición clave en el calendario astronómico. Para aquellos que viven en el hemisferio norte, este evento celestial señala el comienzo del otoño, mientras que, en el hemisferio sur, es el anuncio de la llegada de la primavera.
El equinoccio: un día de equilibrio perfecto
El término «equinoccio» proviene del latín aequus, que significa «igual», y nox, que significa «noche». Esta denominación no es casualidad. Durante el equinoccio, la mayoría de los lugares en la Tierra experimentan aproximadamente 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad. Este equilibrio ocurre porque el Sol, en su viaje anual cruza el ecuador celeste, una proyección imaginaria del ecuador terrestre hacia el espacio.
En 2024, el equinoccio de septiembre ocurrirá el 22 de septiembre a las 09:42 (-03). Este evento señala el momento exacto en que el Sol cruza el ecuador, desplazándose hacia el sur, lo que da inicio al otoño en el hemisferio norte y la primavera en el hemisferio sur.
Los equinoccios se producen debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra, que está inclinado 23,5° en relación con el plano de su órbita alrededor del Sol. A lo largo del año, esta inclinación hace que, en ocasiones, el polo norte de la Tierra se incline hacia el Sol (en junio, durante el solsticio de invierno en el hemisferio sur), y en otras, se incline en dirección opuesta (en diciembre, durante el solsticio de verano en el hemisferio norte).
Esta inclinación es la responsable de la variación en la duración del día y la noche a lo largo del año, y también es la razón detrás de las estaciones. Durante los equinoccios, la inclinación de la Tierra es tal que el eje de rotación está perpendicular a la línea que une la Tierra con el Sol, lo que provoca que ambos hemisferios reciban una cantidad casi igual de luz solar.
La deriva de las fechas del equinoccio
La Tierra orbita alrededor del Sol una vez cada 365,242 días, lo que define el ciclo de solsticios y equinoccios, y en consecuencia, las estaciones de la Tierra. Sin embargo, en un año no bisiesto, los equinoccios ocurren aproximadamente 5 horas y 48 minutos más tarde que el año anterior. Esto se debe a que este ciclo es ligeramente inferior a un cuarto de día, lo que hace que las fechas del equinoccio se desplacen gradualmente.
Para corregir esta deriva, cada cuatro años se agrega un día adicional en febrero (29 de febrero), lo que estabiliza las estaciones. No obstante, cada ciclo de cuatro años también presenta una ligera variación que se corrige omitiendo años bisiestos en tres de cada cuatro siglos, como ocurrió en 1700, 1800 y 1900, pero no en el año 2000.