Día del Asteroide: un recordatorio del pasado y un llamado a la conciencia
Cada 30 de junio se conmemora el Día del Asteroide, una fecha establecida para recordar el impacto del asteroide en Tunguska, Siberia, ocurrido en 1908. Conocido como el Evento de Tunguska, este suceso representa el mayor impacto de un asteroide en la Tierra en tiempos recientes, y su conmemoración tiene objetivos clave como concientizar sobre los asteroides y promover la investigación, educación y divulgación sobre estos cuerpos celestes.
¿Qué son los asteroides?
Los asteroides son cuerpos rocosos y metálicos que orbitan alrededor del Sol, considerados remanentes de la formación temprana del sistema solar. Formados hace aproximadamente 4,6 mil millones de años en el disco protoplanetario alrededor del Sol, su estudio proporciona información valiosa sobre la historia y evolución del sistema solar, así como sobre los procesos de formación planetaria.
Estos cuerpos varían en tamaño, desde pequeñas rocas hasta objetos de varios cientos de kilómetros de diámetro. La mayoría de los asteroides se encuentran en el “cinturón de asteroides”, una región ubicada entre las órbitas de Marte y Júpiter. Sin embargo, algunos asteroides tienen órbitas que cruzan la de la Tierra, lo que hace que su monitoreo y estudio sean cruciales debido al riesgo potencial de impacto con nuestro planeta.
Los asteroides pueden tener formas irregulares y se clasifican según su composición y características espectrales. Algunos contienen metales preciosos y minerales valiosos, lo que ha llevado a especulaciones sobre la posibilidad de la minería de asteroides en el futuro.
El Observatorio Astronómico de Córdoba y sus Asteroides
El Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) posee cinco asteroides nombrados en honor a astrónomos destacados de la institución. El más reciente, el asteroide 33285, fue nombrado Martín Leiva. Otros asteroides incluyen el 17858, nombrado por Cristian Beaugé; el 6810, por Juan Clariá; el 2691, por José Luis Sérsic, quien también fue director del OAC; y el 10267, nombrado tras Cristian Giuppone, con más de 1100 observaciones y descubierto en 1978 en el Observatorio del Palomar por E. F. Helin y S. J. Bus